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Gerardo Romano fue reconocido por su trayectoria y compromiso con la cultura por el Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredon, a través de un proyecto impulsado por el concejal del Frente de Todos Ariel Ciano. El actor que se encuentra en Mar del Plata presentando su obra “Un judío común y corriente”, estuvo visiblemente emocionado durante el encuentro, y recordó en su discurso sus inicios en la actuación y su apoyo a las Madres de Plaza de Mayo.

Agradezco a Mar del Plata por la hospitalidad brindada siempre, como instrumento difusor de la cultura teatral que tanto necesitamos y queremos”, dijo Romano al recibir la distinción. “Cuando recién iniciaba mi carrera y acompañaba a mi novia en la temporada del ´80, me vinieron a ver las Madres de Plaza de Mayo locales, a pedirme si podía conseguir convocar a los actores y actrices a una marcha que se iba a realizar. Fue una experiencia particular para mí que recién comenzaba, convencer a cada uno de mis colegas, todavía con la dictadura militar. Fui al Atlas, estaba Darío Grandinetti haciendo una obra con Luis Brandoni. Iba acompañado con las Madres, ellas explicaban. Fue una marcha memorable y emocionante. Mi compañera lloraba y tenía miedo, había convencido a su amiga Camila Perissé que la acompañe, iban de la mano”, relató con la voz quebrada de la emoción.

“En el ´78 cuando quisieron chupar a Tato Pavlosky lo tuve dos meses guardado en mi casa. Luego junto con el compañero Brandoni lo ayudamos a exiliarse a Brasil”, también recordó.

En el recinto del HCD marplatense lo acompañó su amigo Víctor Laplace. “Él era un referente para mí. Cuando comencé Víctor estaba exiliado en México. Que esté hoy acá me llena de orgullo y emoción”, resaltó.

Estuvieron presentes también las concejalas Paula Mantero, Sol de la Torre, Virginia Sívori, Marina Santoro y el concejal Chucho Páez,  Irene Molinari de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Fabián Muñoz de Abuelas de Plaza de Mayo filial local, organismos de DDHH, integrantes de la agrupación Abrazo Ciudadano y familiares de Detenidos Desaparecidos por razones políticas.

“Un aporte a la honestidad intelectual”. Así definió Ciano a la obra unipersonal que lleva adelante el actor desde hace ocho años y que “habla del Holocausto pero tiene claros vínculos con nuestra historia y nos interpela a quienes la vimos”.

“Es un reconocimiento a un actor de raza que marcó época y que siempre está apostando a lo que nos interpela. Reconocemos en él a otros, al teatro en sí mismo, a los productores que apuestan por nuestra ciudad en momentos complejos con teatro de calidad. Sentimos un profundo orgullo en compartir esta mesa, nos llena de satisfacción y esperamos contar con tu arte siempre y mucho tiempo más. Ojalá que este sea un abrazo de los ciudadanos marplatenses y te lo lleves con los afectos”, añadió el edil, al tiempo que su compañera de bancada, Marina Santoro destacó que Romano “no ha callado en las tablas, en el teatro y la tele pero tampoco en la calle, en las plazas, en nuestro sufrimientos como pueblo”.

“Un judío común y corriente”

El unipersonal “Un judío común y corriente”, una obra escrita por Charles Lewinsky en versión en español de Lázaro Droznes, tiene funciones de miércoles a domingo (excepto jueves) en el Teatro Lido.

La obra que refleja el conflicto que debe resolver un judío alemán que vive en Alemania cuando recibe la invitación de un profesor de Ciencias Sociales de una escuela secundaria, cuyos alumnos, luego de estudiar el nazismo quieren conocer a un judío. Es entonces que el protagonista pasa revista a los principales puntos de argumentación por los que considera que no debe aceptar la invitación y de esa manera ilustra a la audiencia sobre la problemática contemporánea de los judíos fuera de Israel y sobre los problemas específicos que plantea para un judío la vida en un país cuya población vive bajo el peso psicológico de las consecuencias del nazismo.

La obra no está exenta de humor y a la vez es poseedora de un gran peso dramático, una carga emotiva acorde al tema, que abarca una historia sensible que permite que la memoria siga viva. Además, interpela al espectador todo el tiempo sobre cuáles serían los motivos para declinar una invitación.

La música original es de Martín Bianchedi y la sintética y a la vez realista escenografía de Marcelo Valiente, contribuyen también a lograr el clima necesario para que con un sencillo vestuario y sin otro aditamento que el de una apropiada iluminación.