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El suceso indiscutido del Teatro Regio (perteneciente al Complejo Teatral de la Ciudad de Buenos Aires) “Un enemigo del pueblo” se presentará en el Teatro Provincial de Mar del Plata de miércoles a domingo desde el 22 de diciembre a las 21,30. Protagonizada por Juan Leyrado con Raúl Rizzo. Viviana Puerta, Edgardo Moreira, Romina Fernándes y Bruno Pedicone, tiene dirección de Lisandro Fiks. 

Un conflicto entre seres humanos reales, reconocibles, con los que uno puede identificarse. Con sus contradicciones, sus miserias y sus virtudes que harán que el espectador salga del teatro con más preguntas que respuestas.

Se trata de la tercera puesta de Un enemigo del pueblo que se estrena en el Teatro San Martín. Las anteriores (de 1972 y 2007) se basaron en la popular y más conocida versión que Arthur Miller escribió en 1950. En esta nueva puesta en escena me basé exclusivamente en el texto original de Henrik Ibsen, en el cual este “librepensador” de finales del siglo XIX se cuestiona asuntos que aún hoy siguen siendo discutibles. El tema central de la obra, el conflicto de intereses, de valores y de opiniones que separa a los personajes es de una actualidad sorprendente. Lo que me permitió llevar esta historia a la Argentina de hoy, no en un contexto político real pero sí con nuestra idiosincrasia y lenguaje. En esta puesta de 2018 me interesó rescatar lo que considero que Ibsen se planteaba en 1882: no un conflicto entre buenos y malos, sino entre seres humanos, con sus contradicciones, sus miserias y sus virtudes. Seres reales, reconocibles, con los que uno puede identificarse. Y con esto conseguir, en una de esas, que salgan del teatro con más preguntas que respuestas.

Dramaturgo y poeta, Henrik Ibsen nació en 1828 en Skien, una pequeña localidad al sur de Noruega. Ya tenía publicada una comedia, Catilina (1850) y se hallaba escribiendo otra, La tumba del guerrero (1854), cuando fue nombrado asistente de la dirección y “poeta doméstico” en el Det Norske Theater de Bergen, donde además conoció a Susannah Thoresen, la hija de un clérigo con la que contrajo matrimonio en 1858. De las cuatro comedias “nacional-románticas” que produjo en Bergen, sólo una es actualmente recordada: Dama Inger de Ostraat (1855). Desde 1864 y durante veintisiete años vivió fuera de su país, principalmente en Roma, Dresde y Munich, con breves visitas a Noruega. Sus dos primeras grandes obras son los poemas dramáticos Brand (1866) y Peer Gynt (1867). Ibsen continuó buscando su propia voz como dramaturgo en obras como La coalición de los jóvenes (1869), Emperador y Galileo (1873) y Los pilares de la sociedad (1877), y se consolidó como un verdadero renovador del teatro moderno con Casa de muñecas (1879), Espectros (1881), Un enemigo del pueblo (1882), El pato salvaje (1884) y La casa Rosmer (1886). Inició entonces un período de resonancias simbolistas, con obras como La dama del mar (1888), Hedda Gabler (1890), El constructor Solness (1892), El pequeño Eyolf (1894), Juan Gabriel Borkman (1896) y Cuando los muertos despertemos (1899), su última obra. En 1900 sufrió su primer ataque de apoplejía, enfermedad que le provocaría sucesivas crisis hasta su muerte, ocurrida el 23 de mayo de 1906 en Cristianía, la actual Oslo. Las obras de Henrik Ibsen marcan el fin del melodrama romántico —muy popular en el siglo XIX— y su influencia en el teatro del siglo XX es tan decisiva que se lo reconoce como el padre del drama moderno.

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