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El unipersonal “El mar de noche” protagonizado por Luis Machín, escrito por Santiago Loza y dirigido por Guillermo Cacace, se presentará  el sábado 15 de junio a las 21:30 en la sala Roberto J. Payro del Teatro Auditorium. ShowMardel dialogó con el actor que llega con la obra que fue galardonada con los premios Teatro XXI 2017, Ace 2017, Luisa Vehil,  Teatro del Mundo, María Guerrero y Trinidad Guevara.

Este trabajo en conjunto del autor Santiago Loza y el director Guillermo Cacace, fue realizado a partir de dos textos “De profundis”, de Oscar Wilde y “Muerte en Venecia”, de Thomas Mann como fuente de inspiración.  

El mar de noche es un grito ahogado. El desamor diseccionado. La soledad escandalosa con la que se topa un hombre lejos. La espera y su agonía. Los intentos antes de hundirse. El silencio que retumba después de cada palabra. No poder nombrar, porque lo que queda cuando el amor se ha retirado es un campo arrasado, escombros, la nada, un hueco.

En ese vértigo se mueve Machín, acompañado amorosamente por Guillermo, Romina, Gastón y un equipo que, en silencio, construyeron un espectáculo de una intimidad incómoda y bella. El mar de noche será consuelo de solitarios y desesperados. A los insomnes, a los abandonados, los tristes, a los sobrevivientes del amor, probablemente, les de consuelo.

Es un desafío abordar un unipersonal”

-¿Que sentiste cuando te encontraste por primera vez con esta historia-“El mar de noche”, y con tu personaje en particular?

Hacer un unipersonal produce una especie de interés entre los actores, ya que es una forma de contar que no es de las más habituales. No hay muchos espectáculos así todo el tiempo en la cartelera.  Es un desafío que nos genera abordarlo.

Sentí que era muy difícil, muy poético. Y a veces la poesía atenta contra la dramaturgia. Me pareció casi imposible de hacer, de llevar a escena. Nos llevó mucho tiempo elaborarlo.  Intentamos romper con la estructura poética. Nos dimos cuenta que teníamos que violentar esa naturaleza para que cobre una dimensión distinta. Y que el espectador no sienta que está leyendo una poesía.  Pero decidimos hacerlo tal como está escrito. No se modificó ni una palabra del texto original.

-Se suele decir que el desamor inspira más a músicos, compositores, autores ¿Sentís que el arte llena de alguna manera esos huecos que se producen en situaciones así, es espejo e inspira además, con historias como las de “El mar…”?

Los que actuamos siempre tenemos en cuenta que lo que hacemos o decimos tiene llegada en la gente. El arte es una de las actividades más salvadoras de la gente. Escuchar un tema musical, por ejemplo, muchas veces nos da ánimo para empezar el día, o para atravesar una situación triste  o agudizar esos sentimientos.

Es una responsabilidad enorme. Mucha gente viene a vernos con esa intención, de llevarse algo más que mero entretenimiento.

Esta obra se filtra por lugares de la mente y del corazón de la gente, que están ávidos por sentirse salvados. Vernos reflejados en una persona que sufre por desamor muchas veces atempera ese sentimiento que es tan doloroso.

-¿Te sigue sorprendiendo la reacción del público, ya que podes elaborar un personaje y medir lo que puede pasar, pero tu llegada o alcance es infinito e invisible a veces, verdad?

Es así, la llegada es infinita e invisible. Uno no tiene noción de los lugares adónde llega o lo que puede producir cuando actúa. Y eso es lo maravilloso que tiene la actuación. Va calando en la gente desde muchos lugares. Es una responsabilidad grande y por otro lado, fascinante.

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