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Una pareja desgastada por la rutina descansa bajo el sol en el parque de su casa, a la vera de la pileta. De repente, irrumpe en sus vidas un bañero dispuesto a alterar las aguas del matrimonio. Este verano la productora Verónica Fucci se sube a las tablas junto a los actores Ariel Bertone y Santiago Caamaño, para presentar con “El Bañero”, una comedia en donde el absurdo y el humor irreverente están a la orden del día. Risas, tensión y una historia atrapante con un mensaje directo al corazón sobre las relaciones personales, los hijos y los sueños no cumplidos. La obra tiene funciones los lunes y martes a las 22 en la sala Nona 1 del Teatro Provincial. 

Este verano, las quietas aguas de una piscina empezarán a agitarse para poner en la superficie los espejos del pasado, una hija rebelde, los reproches cotidianos, el deseo dormido y cualquier decisión será totalmente cuestionable. “El bañero” es la historia de un hombre y una mujer que han resignado su pasión y vocaciones por la aparente seguridad que les da el mantener su estructura, tanto mental como material, intacta. Hasta que se produce la irrupción en escena de un bañero dispuesto a salvar a la pareja y enfrentarlos con sus propias contradicciones.

Con puesta en escena y dirección de Marcelo Vernengo Lezica, la obra de Gastón Yaryura cuenta además con las actuaciones de Ignacio Bera y Clarita Campos como la pareja de adolescentes.

“Cuando leí el libro de la obra me encantó.  Los textos tienen una fluidez increíble y dentro de lo complejo en lo vincular de los personajes, tiene la sencillez de lo cotidiano y esto genera mucha empatía”, comenta a ShowMardelVerónica Fucci

Y en cuanto al argumento y la identificación con el público, sostiene que “muchos se pueden ver reflejados en esta convivencia desgastada”.

“Los personajes los fuimos construyendo con mucho trabajo, charlando  con el autor y el director y en mi caso tambien con mi compañero, Ariel Bertone que hace el personaje de mi marido, ya que con él que tengo la mayoría de las escenas”, relata. “Con Josefina, mi personaje, fui trabajando desde esa empatía de género primero, buscando un poco en su soledad que creo que es la raíz de su enojo y su demanda constante. La ironia de Josefina es muy interesante en apariencia es una mujer muy segura pero en el desarrollo de la obra se va desnudando y mostrando esa soledad y el no encontrar los caminos. Primero me busqué a mi en esos sentires y a partir de ahi fue naciendo Josefina”, describe.

-¿El tema de la no-comunicación en la pareja, el ir guardando cosas para evitar el conflicto, hace que en algún momento explote, y eso logra este bañero?

Creo que el bañero hace de una especie de contenedor de la pareja. Tanto Josefina como Alberto terminan encontrando en él la posibilidad de conectar consigo mismos. El bañero es lo que cada uno de ellos desea que sea. Y permite que salgan de ese circulo en el que estan encerrados. Es el que hace que el conflicto salga. La figura del bañero puede ser la de un psicólogo, un amigo, un amante o hasta el subconsciente de cada uno de ellos.

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