Skip to main content

El jueves 22 de noviembre, se proyectará Un año de danza, el documental dirigido por Cecilia Miljiker, en el marco de los festejos por el Día de la Ciudad de Mar del Plata. La función contará con la presencia de la directora, y se realizará en el auditorio del Museo Mar, a las 18 hs.

Un año de danza muestra por primera vez los entretelones del proceso de selección de la prestigiosa Escuela de danza del Teatro Colón. La película sigue a lo largo de un año a una docena de niños de entre 8 a 12 años en su exigente rutina de clases y ensayos, motivados por cumplir el sueño de aprender a bailar en una de las escuelas más exigentes de Latinoamérica. Los alumnos de la escuela deberán renunciar a parte de su vida de niños, y someterse a la presión de ser los mejores sobre el escenario. Algunos de ellos lo lograrán.

Sinopsis
Cada año alrededor de 200 chicos de entre 8 y 12 años se presentan en la Escuela de Danza del Teatro Colón para rendir el examen de ingreso. Se trata de una de las escuelas de ballet más exigentes de Latinoamérica. El examen dura tres días y es sumamente competitivo. Algunos niños se presentan dos o tres años para lograr entrar. A los que logran ingresar les espera un año duro, donde tendrán que acostumbrarse a dormir poco, cambiar sus hábitos y dejar de lado varios aspectos de su vida de niños. El documental sigue a un grupo de niños desde que rinden el examen hasta que terminan su primer año de cursada, bailando en el escenario del mítico Teatro Colón de Buenos Aires.

Los protagonistas
Ellos y ellas tienen entre 8 y 12 años. Sus historias y orígenes son diferentes, pero comparten la ilusión de egresar de la Escuela de danza y formar parte del Ballet Estable del Teatro Colón, o de alguna compañía internacional, como Royal Ballet o el Bolshoi. A lo largo del año forman fuertes lazos de amistad entre ellos, porque pasan mucho tiempo juntos y además porque su vida social fuera de este ámbito se reduce cada vez más.
Además de estudiar Técnica de Danza, los niños cursan Francés, Música y Preparación Física. Las clases comienzan a las 7:30hs y les ocupan todas las mañanas de la semana. Muchos de los chicos viven lejos de la escuela, por lo que deben madrugar. La escuela les impone una rutina exigente: desde allí deben correr a su escuela primaria, muchas veces sin siquiera almorzar. A partir de mitad de año se suman los ensayos para la Muestra Final, dos veces por semana. La mayoría de los chicos se ven obligados a dejar de cursar la escuela primaria de forma regular y rendirla como alumnos libres.
Las madres de estos niños son quienes más los acompañan. Algunas son ex bailarinas o, como dicen ellas, “bailarinas frustradas”. Otras nunca imaginaron a sus hijos estudiando ballet y ni siquiera sabían de la existencia del ISATC. También hay madres que no querían que sus hijos fueran a una escuela de danza tan exigente. Pero la complicidad y el apoyo de los padres es esencial: deben llevarlos y traerlos; madrugar con ellos y hasta seguir un plan de alimentación que les dan. También deben viajar con ellos a realizar cursos o participar de concursos fuera del país.
Al terminar el año de danza la mayoría de los chicos pasan de año, pero otros repiten, deben dejar la escuela o abandonan por decisión propia. Muchos sueños se rompen, otros recién empiezan.

La Directora
Cecilia Miljiker es directora de cine especializada en documentales, y periodista. Egresó de la Universidad del Cine, y realizó el Postgrado en Periodismo Digital que dicta la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona junto a Google y Artear (TN). También realizó la Maestría en Periodismo de Investigación en la Universidad del Salvador. Trabajó como productora en largometrajes de ficción. Actualmente está enfocada en el periodismo digital y nuevos formatos, como el webdoc, y es Directora de Producción de RCM (Red de Corresponsales Móviles).

“Una de las cosas más lindas de filmar un documental es que nos permite conocer mundos ajenos al nuestro, mundos que siempre nos dieron curiosidad. Así fue como me acerqué a la Escuela de Danza del Teatro Colón”, comenta Cecilia.
“Me interesaba bucear en el despertar de una vocación tan exigente como la danza clásica, a edades tan tempranas. Quise asomarme a las vidas de esos chicos que a los 8 años son capaces de cambiar radicalmente su estilo de vida para comenzar un camino arduo, de gran esfuerzo y con destino incierto. Por eso me pareció que la Escuela de Danza del Teatro Colón, una de las más prestigiosas de Latinoamérica, y con un examen de ingreso muy competitivo, podía ser un lugar privilegiado para observar.
La carrera de bailarín profesional implica no solamente entrenar, sino renunciar a una vida típica de niño, aprender a destacarse por sobre el resto, audicionar y competir con los mismos compañeros. Saber recibir un “no”, volver a intentar, volver a recibir un “no”. ¿Qué es lo que hace que un niño se someta una y otra vez a estas audiciones? ¿Su vocación temprana? ¿Sus padres? ¿La ambición de sus maestros? Una vez dentro de la Escuela ¿cómo manejan, a su edad, tanta exigencia y competencia diaria?
Filmar la película me permitió conocer un poco ese mundo: observar la relación de los chicos con sus padres, los sacrificios que están dispuestos a hacer, las relaciones de amistad que se van tejiendo a lo largo del año, los sueños de cada uno, los de los propios padres y la búsqueda de la perfección de estos chicos que no superan los 12 años”, relata.

Leave a Reply